Escrito por el Dr Madsen Pirie
Se argumenta que es injusto que la gente con más recursos tenga más poder en el mercado que otros, mientras que en la democracia todos valen lo mismo. Nos parecería absurdo que todos votáramos para decidir qué tipo de reproductor de MP3 deberían de usar la gente y que todos recibiéramos el que hubiera obtenido el que hubiera obtenido el voto mayoritario; sin embargo, así funciona la democracia.
En un mercado cada uno de nosotros puede decidir qué tipo de reproductor de MP3 quiere, y recibir aquel que haya elegido aunque no sea el preferido por la mayoría. Esto hace que el mercado es una fuente de libertad mayor que la democracia. En una democracia, debemos resignarnos por la decisión mayoritaria sobre una variedad de asuntos que se agrupados en un solo paquete. Podemos comprar algunos productos de Apple para algunas cosas y de Sony para otras. No podemos elegir a partidos políticos diferentes para atender distintas áreas de gobierno.
Las personas no tienen el mismo poder adquisitivo. Algunas pueden ofrecer bienes y servicios que cuestan más costosos que los que les ofrecen a otras. Las personas de mayor edad pueden tener mayores ahorros o tener un salario mayor que los jóvenes. Aquellos con mayor educación o habilidad pueden volverse más ricos que otros como resultado de ello, lo mismo ocurre con aquellos que tienen talentos especiales, como los futbolistas, músicos o empresarios.
Esto significa que algunas personas pueden comprar mejores bienes y servicios en el mercado. Esto se debe a que ellos ofrecen un servicio más valioso a otros, y ello impulsa a otros a hacer lo mismo. Si las recompensas se asignaran por igualdad de votos, una mayoría podría asignarse para sí una tajada más grande y la actividad empresarial no valdría la pena. La economía se estancaría y nadie se vería beneficiado. Este tipo de “justicia” es la que no vale la pena tener.
Entrada original en inglés.
martes, 29 de abril de 2008
jueves, 17 de abril de 2008
21. Estamos acabando con los recursos naturales, debemos aprender a vivir sencillamente
Escrito por el Dr Madsen Pirie
A pesar de que parece evidente que el abastecimiento de recursos naturales es limitado, y que éstos se vuelven escasos en la medida en que los utilizamos, no es verdad. Cuesta mucho dinero encontrar reservas de recursos escasos, por lo que tendemos a buscar más en la medida en que el precio se eleva. En otras palabras, en la medida en que se vuelven escasos encontramos nuevas fuentes de abastecimiento.
Es más, en la medida en que un material se vuelve escaso, el precio se eleva y se vuelve rentable explotar reservas marginales. No solo eso, se vuelve más barato en muchos casos utilizar o desarrollar sustitutos. En la medida en que las fuentes de abastecimiento parecen disminuir, también lo hace la tasa de utilización. En lugar de que el mundo despierte una mañana para descubrir que se agotó la última onza de aluminio, poco a poco utiliza la fibra de vidrio y de carbón como sustitutos. Nuevos métodos para la extracción y obtención se vuelven económicamente viables. Lo que debemos preguntarnos es si el desarrollo de nuevas fuentes y sustitutos es más rápido que nuestro uso de los recursos.
Existe un indicador confiable. Nadie sabe qué nuevos recursos habrán de desarrollarse, o que tan rápido los usaremos. Lo que sí sabemos es que los precios nos orientan para saber si la oferta cubre la demanda. Por muchos años el precio real de la mayoría de los productos genéricos (excepto el petróleo) han descendido. Esto significa que se han vuelto más accesibles y que la oferta se ha incrementado en lugar de disminuir.
No necesitamos vivir sencillamente. Por el contrario, debemos continuar desarrollando nuevas tecnologías que permitan hacer un mejor uso de los recursos y extraerlos de lugares donde resulta difícil hacerlo. De este modo la oferta relativa seguirá incrementándose. Si comenzamos a “vivir sencillamente” podríamos perder nuestra habilidad para economizar su uso y reemplazarlos.
Entrada original en inglés.
A pesar de que parece evidente que el abastecimiento de recursos naturales es limitado, y que éstos se vuelven escasos en la medida en que los utilizamos, no es verdad. Cuesta mucho dinero encontrar reservas de recursos escasos, por lo que tendemos a buscar más en la medida en que el precio se eleva. En otras palabras, en la medida en que se vuelven escasos encontramos nuevas fuentes de abastecimiento.
Es más, en la medida en que un material se vuelve escaso, el precio se eleva y se vuelve rentable explotar reservas marginales. No solo eso, se vuelve más barato en muchos casos utilizar o desarrollar sustitutos. En la medida en que las fuentes de abastecimiento parecen disminuir, también lo hace la tasa de utilización. En lugar de que el mundo despierte una mañana para descubrir que se agotó la última onza de aluminio, poco a poco utiliza la fibra de vidrio y de carbón como sustitutos. Nuevos métodos para la extracción y obtención se vuelven económicamente viables. Lo que debemos preguntarnos es si el desarrollo de nuevas fuentes y sustitutos es más rápido que nuestro uso de los recursos.
Existe un indicador confiable. Nadie sabe qué nuevos recursos habrán de desarrollarse, o que tan rápido los usaremos. Lo que sí sabemos es que los precios nos orientan para saber si la oferta cubre la demanda. Por muchos años el precio real de la mayoría de los productos genéricos (excepto el petróleo) han descendido. Esto significa que se han vuelto más accesibles y que la oferta se ha incrementado en lugar de disminuir.
No necesitamos vivir sencillamente. Por el contrario, debemos continuar desarrollando nuevas tecnologías que permitan hacer un mejor uso de los recursos y extraerlos de lugares donde resulta difícil hacerlo. De este modo la oferta relativa seguirá incrementándose. Si comenzamos a “vivir sencillamente” podríamos perder nuestra habilidad para economizar su uso y reemplazarlos.
Entrada original en inglés.
viernes, 11 de abril de 2008
20. Está mal que unas cuantas personas sean dueñas de mucha de la riqueza de la nación.
Escrito por el Dr Madsen Pirie
La riqueza no pertenece a la nación en ningún sentido, de lo que estamos hablando es de riqueza que pertenece a individuos. Lo que esa frase realmente entraña es la idea de que está mal que algunas personas tengan bastante más que otras. Esa no es una verdad evidente por sí mima, y existen muchas ventajas para la sociedad cuando la concentración de la riqueza es posible.
Para empezar, los estimados de la distribución de la riqueza en la sociedad suelen equivocarse. Toman en consideración los valores y las propiedades, pero a menuda ignoran diversos servicios y beneficios gratuitos que forman parte de la riqueza de la gente común. Las pensiones se tratan como si no existieran o no tuvieran valor, otras veces no se toma en cuenta el valor de las viviendas que suelen ser el principal bien de la mayoría de las personas.
Dicho esto, hay que dejar en claro que no hay nada de malo en una distribución inequitativa de la riqueza. Algunas personas son mas prudentes y exitosas que otras. Algunas son emprendedoras y tienen iniciativa, la acumulación de riqueza representa una recompensa a sus acciones. En una sociedad libre, aunque todos comenzaran con una misma cantidad de riqueza pronto ocurrirían variaciones.
La posibilidad de acumular riqueza no solamente estimula a los emprendedores a realizar actividades socialmente útiles; muchas veces proporciona los medios para hacerlo. La riqueza puede ponerse a trabajar mediante la inversión en actividades empresariales. Puede crear empleo y conducir a la creación de más riqueza. Se requiere reunir capital para emprender actividades económicas; son una herramienta vital para que las sociedades se vuelvan ricas.
Por supuesto que queremos niveles de vida decorosos para aquellos que no pueden acceder a ellos por sí mismos, pero también queremos oportunidades para aquellos que deseen mejorar sus condición y que benefician a la sociedad mientras lo hacen. La desigualdad en la riqueza no es importante; lo que cuenta son las oportunidades que tiene la gente para crear la riqueza que permite a la sociedad mejorar sus servicios.
Entrada original en Inglés.
La riqueza no pertenece a la nación en ningún sentido, de lo que estamos hablando es de riqueza que pertenece a individuos. Lo que esa frase realmente entraña es la idea de que está mal que algunas personas tengan bastante más que otras. Esa no es una verdad evidente por sí mima, y existen muchas ventajas para la sociedad cuando la concentración de la riqueza es posible.
Para empezar, los estimados de la distribución de la riqueza en la sociedad suelen equivocarse. Toman en consideración los valores y las propiedades, pero a menuda ignoran diversos servicios y beneficios gratuitos que forman parte de la riqueza de la gente común. Las pensiones se tratan como si no existieran o no tuvieran valor, otras veces no se toma en cuenta el valor de las viviendas que suelen ser el principal bien de la mayoría de las personas.
Dicho esto, hay que dejar en claro que no hay nada de malo en una distribución inequitativa de la riqueza. Algunas personas son mas prudentes y exitosas que otras. Algunas son emprendedoras y tienen iniciativa, la acumulación de riqueza representa una recompensa a sus acciones. En una sociedad libre, aunque todos comenzaran con una misma cantidad de riqueza pronto ocurrirían variaciones.
La posibilidad de acumular riqueza no solamente estimula a los emprendedores a realizar actividades socialmente útiles; muchas veces proporciona los medios para hacerlo. La riqueza puede ponerse a trabajar mediante la inversión en actividades empresariales. Puede crear empleo y conducir a la creación de más riqueza. Se requiere reunir capital para emprender actividades económicas; son una herramienta vital para que las sociedades se vuelvan ricas.
Por supuesto que queremos niveles de vida decorosos para aquellos que no pueden acceder a ellos por sí mismos, pero también queremos oportunidades para aquellos que deseen mejorar sus condición y que benefician a la sociedad mientras lo hacen. La desigualdad en la riqueza no es importante; lo que cuenta son las oportunidades que tiene la gente para crear la riqueza que permite a la sociedad mejorar sus servicios.
Entrada original en Inglés.
sábado, 5 de abril de 2008
19. Las grandes empresas no producen lo que la gente desea. Utilizan la publicidad para forzar a las personas a comprar lo que ellas quieren producir
Escrito por el Dr Madsen Pirie
El Ford Edsell fue producido por Ford en los Estados Unidos y respaldado por una impresionante campaña publicitaria. Fracasó rotundamente. Los anuncios de los cigarros Strand en Gran Bretaña ganaron muchos premios y eran muy populares. Sin embargo, nadie compro el producto, razón por la cual los cigarros Strand han desaparecido.
El poder coercitivo de la publicidad es solo teórico. De hecho, la mayor parte de la publicidad es utilizada para abrirse espacio en algún mercado o crear mercados nuevos. La publicidad le informa al público de la existencia de nuevos productos y servicios y puede atacar a productos bien establecidos. Es más, es muy competitiva. El poder de la habilidad creativa pueden poner a competir a un producto contra otro, a una empresa contra otra. También se regula a sí misma, evitando publicitar productos que hagan sentir a las personas inadecuadas o ridículas.
Lejos de decidir qué les conviene producir para luego intentar hacer cosas que hagan que el público las quiera, las empresas gastan millones en investigación de mercado tratando de detectar los gustos y necesidades de público y para diseñar productos que las satisfagan. A pesar de ello, a menudo se equivocan. Afortunadamente el sistema del mercado dirige los recursos a quienes son buenos en alguna actividad. Es más probable que ellos reciban el apoyo de los inversionistas y que las tiendas compren sus productos.
Cualquier empresa que decida producir en base a su conveniencia para luego buscar la aceptación del público pronto perderá su mercado a manos de un competidor que produzca lo que el público quería en realidad. En la práctica, las únicas empresas que pueden salirse con la suya vendiendo lo que ellas desean producir son las empresas controladas por el gobierno o protegidas por un monopolio. En estos casos el público no tiene más alternativa que aceptar aquello que fue producido pues no se permite a ningún competidor producir lo que realmente quiere.
Entrada original en inglés.
El Ford Edsell fue producido por Ford en los Estados Unidos y respaldado por una impresionante campaña publicitaria. Fracasó rotundamente. Los anuncios de los cigarros Strand en Gran Bretaña ganaron muchos premios y eran muy populares. Sin embargo, nadie compro el producto, razón por la cual los cigarros Strand han desaparecido.
El poder coercitivo de la publicidad es solo teórico. De hecho, la mayor parte de la publicidad es utilizada para abrirse espacio en algún mercado o crear mercados nuevos. La publicidad le informa al público de la existencia de nuevos productos y servicios y puede atacar a productos bien establecidos. Es más, es muy competitiva. El poder de la habilidad creativa pueden poner a competir a un producto contra otro, a una empresa contra otra. También se regula a sí misma, evitando publicitar productos que hagan sentir a las personas inadecuadas o ridículas.
Lejos de decidir qué les conviene producir para luego intentar hacer cosas que hagan que el público las quiera, las empresas gastan millones en investigación de mercado tratando de detectar los gustos y necesidades de público y para diseñar productos que las satisfagan. A pesar de ello, a menudo se equivocan. Afortunadamente el sistema del mercado dirige los recursos a quienes son buenos en alguna actividad. Es más probable que ellos reciban el apoyo de los inversionistas y que las tiendas compren sus productos.
Cualquier empresa que decida producir en base a su conveniencia para luego buscar la aceptación del público pronto perderá su mercado a manos de un competidor que produzca lo que el público quería en realidad. En la práctica, las únicas empresas que pueden salirse con la suya vendiendo lo que ellas desean producir son las empresas controladas por el gobierno o protegidas por un monopolio. En estos casos el público no tiene más alternativa que aceptar aquello que fue producido pues no se permite a ningún competidor producir lo que realmente quiere.
Entrada original en inglés.
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Grandes empresas,
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