Escrito por el Dr Madsen Pirie
No hace falta una cosa para conseguir la otra. Un “pequeño” aumento en la inflación significa que el gobierno está creando falsa demanda y enviando señales falsas sobre el costo real de invertir. El aumentar la cantidad de dinero disponible disminuye el costo de pedir prestado. También le roba a la gente al hacer que su dinero valga menos, reduciendo el valor real de sus ahorros y por lo tanto desalienta a las personas a seguir ahorrando.
Se invierte en exceso en bienes de capital como resultado de la falsa de manda. Esto en efecto genera trabajos temporalmente, trabajos que se perderán tan pronto como el dinero que los hace posible deje inyectarse. Es más, la pérdida del poder adquisitivo de todos como resultado de la inflación traerá consigo la pérdida de trabajos en el sector privado en su conjunto porque la gente podrá adquirir menos de sus productos y servicios.
Los gobiernos trataron en el pasado de sostener la expansión del empleo incrementando la tasa de inflación. Esto lo único que consiguió fue posponer lo inevitable por un tiempo. La “pequeña” inflación no conduce a una reducción del empleo de forma permanente. A lo que conduce es a una tasa cada vez mayor de inflación conforme el gobierno pierde su capacidad de cabalgar sobre ese tigre.
Cuando la hiperinflación llega y se aplica una corrección, todos los “nuevos” trabajos se pierden, junto con muchos otros más cuando la economía entra en recesión. Eso ya ocurrió en Gran Bretaña y en otros países.
El punto es que la inflación, aún a tasas modestas, distorsiona el proceso económico con falsas señales, dirige inversión a áreas en que no existe una demanda real que la justifique. El verdadero modo de reducir el desempleo es contar con dinero honesto que mantenga su valor y condiciones adecuadas para la actividad empresarial. Entonces el crecimiento económico genuino creará los nuevos empleos.
Entrada original en Inglés.
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2 comentarios:
Vaya, vaya, vaya...
Así estamos, eh, reivindicando el juego limpio y las cuentas claras...
Te van a apedrear los economistas del sistema.
La inflación es la droga favorita de los políticos y sobran economistas dispuestos a recetarla.
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