viernes, 9 de julio de 2010

41. Las privatizaciones han puesto en manos de unos cuantos industrias y servicios que deberían pertenecer a todos.


pemex cualli
Originally uploaded by 2cauldrons
Escrito por el Dr Madsen Pirie

El término “bienes públicos” es un término equivocado. Quizás el gobierno le haya dado en nombre de público, pero dichos bienes no son propiedad del público en ningún sentido. Todos los atributos de la propiedad, como el control, el derecho decidir cómo habrán de usarse y bajo qué condiciones, es determinado por la burocracia que los tiene a su cargo. Lejos de ser propiedad del público, en realidad son propiedad de las personas encargadas de administrarlos. De hecho, el público tiene mucho mayor influencia, a través de sus decisiones de compra, sobre las empresas del sector privado del que puede llegar a tener sobre las empresas estatales. En esos caso, la influencia se difumina y diluye a través del proceso político.

Como el público no puede elegir si compra o no los bienes o servicios públicos, ni de elegir la calidad que les resulta apropiada, no tienen poder sobre las empresas estatales. En ausencia de ese poder, son los administradores y trabajadores los que deciden cómo se harán las cosas en función de sus propios intereses y no los del público. El fenómeno, llamado “captura del productor” por los economistas, da como resultado servicios y productos que generan poca satisfacción al cliente y en baja productividad en función de los recursos que las empresas públicas reciben.

Cuando partes del sector público se privatizan, estas pasan a formar parte de la economía en donde las personas tienen algún tipo de control y de influencia. Es el sector público el que en realidad está en unas cuantas manos, y el sector privado el que está sujeto a la preferencia de las mayorías. Cuando una industria estatal es privatizada mediante una emisión amplia de acciones, una parte importante del público puede acceder a una propiedad genuina, en lugar del mito que la propiedad pública siempre ha sido.

Entrada original en inglés.

martes, 23 de marzo de 2010

40. El libre mercado no funciona en la práctica porque no existe tal cosa como la competencia perfecta o la información perfecta


pharmacy, Havana Central
Originally uploaded by lumierefl
El mercado libre no requiere de competencia perfecta o información perfecta. Funciona en base a lo que está disponible. Los libros de texto hablan de tales cosas y pueden ser utilizadas para hacer bonitas ecuaciones y gráfica, pero no tienen nada que ver con el mundo real.

En el mercado existe competencia todo el tiempo. Los vendedores compiten para vender sus productos a diferentes precios y los compradores están dispuestos a pagar distintos precios por lo que quieren comparar. Cuando abunda la oferta, los vendedores pueden verse obligados a reducir sus precios respecto a los de los otros para lograr vender sus productos. Cuando los productos están escasos, los compradores pueden verse en la necesidad de ofrecer más que otros para obtener obtenerlos. Esto ocurre de forma continuamente, cambiando día a día o incluso momento a momento conforme nueva información se hace disponible. Nada de esto tiene porqué ser perfecto. Se trata de un proceso continuo en el cual se actúa en base a la información disponible. No hace falta que sea perfecto, basta con que sea mejor.

Escrito por el Dr Madsen Pirie

Los libros de economía pueden hablar de un “equilibrio de precios” en el que la oferta iguala a la demanda, pero nunca ha existido tal cosa en el mundo real. Al contrario, los precios cambian constantemente y varían en distintos momentos entre diferentes tipos de vendedores y en distintos lugares.

Algunas personas utilizan esta “imperfección” de los mercados como un argumento a favor de la planeación centralizada y la intervención gubernamental. Desean que mentes brillantes impongan un orden racional a las cosas que sustituya a la confusión del mercado. Sin embargo, no existe tampoco la planificación perfecta y los intentos de dirigir la economía mediante planes centralizados han mostrado ser ridículamente inferiores. Tienen menos información, menos motivación y menor capacidad de respuesta. Al comparar los resultados de los mercados libres, con todas sus imperfecciones, contra las de las economías centralmente planeadas y sus imperfecciones es evidente que las economías de mercado ganan por una tremenda ventaja.

Entrada original en Inglés